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LA PIEL Y LA MENOPAUSIA

El descenso de los niveles hormonales asociado con la menopausia provoca que la piel se vuelva más frágil, más fina y su contenido de colágeno empieza a reducirse, lo que provoca falta de firmeza. Su mecanismo de defensa frente a los rayos UV se debilita y se vuelve más propensa a la aparición de manchas oscuras. Las glándulas sebáceas no funcionan tan bien y la barrera de hidratación pierde su fuerza, por lo que la piel se deshidrata con más facilidad y está más sensible. El ritmo de renovación celular es mucho más lento de lo que solía ser, lo que hace que la piel tenga un aspecto apagado.

Es necesario mantener activa la regeneración celular para estabilizar la producción de colágeno y elástica y controlar el envejecimiento facial. Desarrollar la disciplina es uno de los objetivos nuestros y así poder trabajar con la piel combatiendo problemas específicos para que luzca siempre el mejor aspecto a cualquier edad.

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